lunes, 2 de marzo de 2015

¿Cómo equilibrar la paradoja de la socialización que individualiza y abstrae al niño de sus compañeros cuando se entrega al mundo de los videojuegos?

Recientemente participé en el Congreso Santillana Compartir para hablar de videojuegos educativos. La Maestra Aurea Ortega me hizo esta excelente pregunta y me pareció interesante compartir la respuesta. Pero estoy abierto a conocer más opiniones.


Si bien los videojuegos tienen fama de generar individuos aislados de su entorno, también existen modos de juego en los que es posible compartir experiencias con otros jugadores, conocidos como "modos de juego cooperativos". Es en estos modos de juego varios jugadores tienen que hacer equipo para lograr un objetivo.


En juegos comerciales va desde jugar entre varios jugadores en el mismo equipo de fútbol para ganar un encuentro, o en un juego de Mario Bros dividirse los enemigos para terminar muy rápido y en el caso de que alguno de los jugadores pierda, el otro pueda compartirle de sus "vidas dentro del juego". Esta experiencia se comparte en juegos como "Guitar Hero" en donde es posible jugar entre dos jugadores para representar las dos guitarras de una canción o en juegos como "Rock Band" en donde se requieren de un baterista, un bajista, un guitarrista y un cantante para tocar una canción y el éxito del grupo depende de que cada quien haga su parte, es decir, del trabajo en equipo.  Estos ejemplos me parecen muy enriquecedores dentro de lo videojuegos comerciales.


Sin embargo, dentro del salón de clases, se me ocurre que los profesores mezclen actividades relacionando los videojuegos con actividades grupales. Por ejemplo, después de jugar los niños pueden compartir sus experiencias y hacer una tabla en donde lleguen a un consenso de los 5 puntos más difíciles de el juego, o alguna otra actividad en donde se socialice lo aprendido de forma independiente.