miércoles, 5 de enero de 2011

La industria del videojuego


Por: Josue Rodrigo Contreras Granados

México ha estado muy cercano al mundo de los videojuegos, casi desde el momento en que estos aparecieron en el mercado norteamericano y asiático. Sin embargo, el crecimiento de la industria ha empezado a extenderse generando la necesidad de diversidad en contenidos, diseños y modos de juego. Era un sueño para quienes crecieron en los ochentas y noventas el sólo imaginar que fuera posible el desarrollo de un videojuego con contenido mexicano o desarrollado por mexicanos. Así que en Latinoamérica nos conformábamos con que se nos mencionara dentro de misiones desarrolladas en el Amazonas, en Machu Picchu o con personajes provenientes de Brasil, Argentina, México o Colombia, al rededor de clichés de nuestra cultura, raza o geografía.


Hasta entonces, en México solo existían jugadores interesados en que llegaran las novedades de los videojuegos hasta su país en un tiempo razonable y en precios no tan altos. Ocasionalmente la pregunta entre los consumidores sobre el desarrollo de juegos nacionales, sólo era una ridícula suposición, que verdaderamente caía en lo burdo, sólo de imaginar cómo sería un súper héroe mexicano, así como las misiones que debería de cubrir.

Es a finales de los noventas, y principios de dos mil, que empiezan a desarrollarse estudios con la intención de crear juegos no sólo para computadora, sino para plataformas de juegos. El camino nunca fue fácil para ninguna de ellas y muchas han muerto en el intento.

La verdad es que estos estudios no tuvieron tanto éxito a nivel internacional, o al menos no fueron muchos los conocidos. Las causas son muchas, una de ellas, bien puede ser la falta de experiencia, así como la escasa organización de que quienes se dedican al desarrollo de juegos, pues a pesar de tener gran talento, difícilmente su trabajo logra hacer sinergia con el de otros personajes clave, en el desarrollo de la industria.

Así que hasta hace unos cinco años, la Industria del videojuego en México, se limitaba a distribuidores de consolas y sus respectivos juegos. Dichas consolas desarrolladas en Asia y Estados Unidos, pero con éxito a nivel mundial. México era un punto de venta más, donde las ventas de consolas desarrolladas por Microsoft, Nintendo, Sony, son bien recibidas, pues han colocado eficientemente sus productos en un mercado mexicano ávido de lo último de videojuegos y tecnología. Por lo tanto, más que industria, se hablaba de que en México se distribuían juegos producidos en otros países, debido a la gran demanda que distingue a nuestro país.

En los últimos cinco años, gracias a la expansión de los dispositivos móviles, las cosas han cambiado. Se han agregado al negocio de los videojuegos importantes compañías, como Macintosh, que con la versatilidad de su iPhone y iPad, ha refrescado la industria con nuevas formas de videojuegos. Los sistemas operativos de los teléfonos móviles, de otras compañías, también han propiciado el crecimiento de la industria, permitiendo a muchos estudios mexicanos, carentes de presupuesto para equipo, insertarse en juegos o aplicaciones para estas plataformas. Así que se ha incrementado el número de estudios desarrolladores de videojuegos, ya que las inversiones para desarrollar juegos para un celular o un iPad, es mucho menor, que el ocupado para desarrollar un juego para una consola, como lo podría ser un juego de Play Station.

Así, han florecido muchos estudios mexicanos y la posibilidad de crecimiento en todo el país. La mayoría de ellos con gran talento y futuro. Apoyados por la forma de la comercialización de estos juegos, los cuales no son necesariamente vendidos en una tienda física, pues el modelo de venta de aplicaciones o juegos para celulares, puede realizarse en línea, lo cual permite que los costos sean menores para el consumidor, al mismo tiempo que se diversifica el mercado.

Estos datos son alentadores para la industria nacional, la cual ha logrado obtener licencias para la publicación de juegos desarrollados en México, con buenas ventas a nivel internacional.


La industria del Entretenimiento es la que registra mayor crecimiento a nivel anual, y por poner un ejemplo, el juego de Call of Duty lanzado en Noviembre del 2010, registró más ganancias en su primera semana de venta al público que la cinta Avatar, en su primer mes de exhibición. Lo cual nos habla de la importancia de la industria, comparada con otras muy exitosas.

La industria del videojuego necesita de dos factores importantes para su desarrollo, por un lado el apoyo gubernamental para proyectos innovadores; así como el impulso desde las universidades mediante sus planes de estudio. El gobierno, lentamente, hace su parte mediante apoyos de la Secretaría de Economía que ha facilitado prestamos a las PYMES dedicadas al desarrollo de tecnología, y programas de incubación de desarrolladoras de videojuegos. El avance es lento, pero se ve un interés en estimular el rubro.

Las universidades mexicanas han estado preparando, desde distintas especialidades, profesionistas para integrarse a la creciente industria mexicana. Sin embargo son muy pocas las escuelas que preparan integralmente a los estudiantes para poderse desarrollar en la industria de los videojuegos. Pues cada universidad y licenciatura o ingeniería tiene un perfil específico, muy pocas veces ligado a la producción de juegos de video. Algunas de estas escuelas siguen considerando a los juegos de video como una actividad banal y poco redituable. Las pocas escuelas que se han detenido a estudiar el crecimiento de la industria en el mundo y las posibilidades que tiene en México, son las que están preparando sus programas para especializar a sus estudiantes en las diversas áreas de la creciente industria.

Algunos han errado al considerar que la industria es sólo un grupo de diseñadores, ingenieros y programadores. Pues un juego de video, como todo producto, necesita de una estrategia de mercadeo que sólo puede dominar un especialista en negocios. Pues un videojuego debe de pensarse estratégicamente, partiendo desde quién habrá de jugarlo, hasta cómo habrá de distribuirse.

Toca el turno, ahora, a las universidades de estudiar las fracturas que tiene la industria, y diseñar programas que cubran con estas necesidades. El crecimiento de la industria ya nadie lo puede detener, y gracias a las universidades podría ser un crecimiento ordenado y con menos descalabros.

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