miércoles, 16 de julio de 2014

Antihéroes en tiempos transmedia



Es un policía que sabe que habrá un acto terrorista en contra del Presidente de los Estados Unidos, le quedan solo unas horas para detenerlo, así que no puede perder tiempo, tiene que cruzar la ciudad en unos minutos, pasa una mujer embarazada conduciendo su camioneta, el policía le apunta con su arma para detenerla, ella se espanta y no puede bajar de la camioneta; el policía usa la fuerza, la somete y la baja. El policía usa la camioneta para rescatar lo que puede ser un desastre mundial.

¿Qué pensarían los espectadores? Que tenía que hacerlo. Así son los personajes, tienen dilemas y deben tomar decisiones. Aveces se equivocan. Grand Theft Auto, Watch_Dogs, Assassin´s Creed, Metal Gear, o un sin fin de videojuegos exitosos, están llenos de antihéroes. 



Los personajes actuales están rodeados de decisiones morales, ello les da profundidad, los hace humanos y permite atrapar a las audiencias. Desde tiempos de Aristóteles se sabía que como receptores de una historia, se está en una búsqueda permanente identificación. Culturalmente se ha privilegiado a los héroes, a aquellos que logran cumplir sus objetivos mediante valores positivos, aquellos que mediante el bien han logrado lo mejor para la humanidad a pesar de ellos mismos.



Los antihéroes han existido siempre, así como personajes que buscan el mal para su entorno. Pero no había espacios para profundizar en ellos, o no se les daba el peso protagónico en las historias, o simplemente no se les permitía llegar a las masas. Hoy, en tiempos en que los espectadores son quienes dictan el tipo de historias que consumen y el tipo de personajes de quienes se enamoran, es cada vez más común ver personajes realistas en las pantallas de los televisores y protagonizando videojuegos.

Hoy, las historias más populares son aquellas que tienen personajes realistas, no son hipócritas, comen y van al baño. Tienen pecados y los aceptan. Y se los aceptamos. Y en muchas ocasiones se atreven a hacer lo que los demás no harían. Por ello nos gustan más. Los admiramos porque tienen las agallas que no tenemos y que nuestra sociedad prohíbe.
¿Dilemas morales? De ellos están cargadas las historias. Sin embargo, casi siempre los villanos obtienen su castigo. El público quiere ver el castigo que obtienen los malos, y cuando se les redime, el público necesita saber cómo fue que alguien logró salirse con la suya. ¿Por qué la vida habría de perdonar sus pecados?  Ahí está el arco dramático, los cambios que sufre el personaje y que lo hacen comprender que está en un error moral y tratar de redimirse aliviando algo del daño que causó.


Los héroes en los tiempos transmedia, no son héroes. Son antihéroes, porque el transmidia permite al público participar sin ánimos morales, sino completamente realistas. Cada medio participa con una realidad que nos alcanza. En Twitter leemos comentarios positivos y negativos de nuestros contactos. Leer comentarios sólo positivos de uno de los personajes de nuestro videojuego preferido nos haría dudar de él. No sería realista. Además a quién le interesa seguir la vida de alguien perfecto, de alguien que no tiene dudas sobre cómo actuar. Lo realmente interesante en un personaje es cómo se debate entre su moralidad, cómo aprende de sus propios errores, cómo se contradice, cómo es que es muy similar a mi.







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